8. De Apolonio: la independencia; el decidirme a obrar sin vacilaciones y sin entregarme ciegamente en manos de la suerte; el no tener otro guía que la razón en todo instante; el ser siempre dueño de mí mismo, aun afligido por grandes dolores, por largas enfermedades o aun por la pérdida de un hijo; el haberme mostrado con su nobilísimo ejemplo que la mayor energía y la más grande dulzura de carácter pueden aliarse perfectamente; el haber aprendido a ser paciente como él lo era en todas su explicaciones; el haberme enseñado con su ejemplo vivo y sencillo, pues era hombre tan modesto que en muy poco tenía aquella habilidad y experiencia con que participaba a los demás sus doctrinas; en fin, el haberme enseñado, asimismo, cómo es preciso acoger lo que entre amigos suelen considerarse como favores, es decir, a no dejarme ganar fácilmente por ellos, ni tampoco a despreciarlos groseramente.
Marco Aurelio. Pensamientos